COLAS HISTÓRICAS Y CON POLÉMICA EN LUGO PARA VER A AINHOA ARTETA: «HE CAMBIADO EL TURNO DEL TRABAJO PARA VENIR A POR ELLAS, ¿AHORA QUÉ HAGO?»

Una inmensa cola que partía del centro de Novas Tecnoloxías, detrás del Concello, y que llegaba hasta la Praza de Santo Domingo da fe de la expectación que ha levantado en Lugo la inauguración del nuevo auditorio municipal. Un evento que tendrá en la soprano Ainhoa Arteta a su gran reclamo, con dos recitales que se celebrarán los días 20 y 22, y que se completarán con un concierto de la joven orquesta Terra Nova el día 21.

Tales eran las ganas de los lucenses de lograr entradas para ver a Arteta que a las 8.10 de la mañana ya había gente haciendo cola y para cuando se empezaron a despachar los boletos, a las 10, ya se contaban por centenares los que esperaban su turno.

El problema fue que las cerca de 2.500 entradas que se distribuyeron para los tres eventos se quedaron muy cortas para atender semejante demanda y el sistema de reparto cabreó a muchos. De hecho, por la mañana, cuando dejaron de distribuir, los ánimos se incendiaron. Sobre todo, entre los que se quedaron con la miel en los labios.

En su intento por que todo el mundo tuviese las mismas facilidades para hacerse con las entradas, el Concello organizó dos turnos de reparto, uno de mañana (de 10 a 14 horas) y otro de tarde (a partir de las 16). Pero lo que no dejó claro fue que se entregarían el mismo número de entradas por la mañana y por la tarde, y no hasta agotar existencias, que es lo habitual.

Cuando poco después de las 11 de la mañana el bloque de entradas reservado para repartir por la mañana se acabó, la gente que estaba a la cola (sobre todo los más adelantados) se cabreó, y mucho, recriminando al Concello cómo había organizado el reparto y que no había clarificado lo suficiente cómo se repartirían.

Los ánimos se caldearon

«Estoy cabreadísimo, llevo desde las nueve de la mañana aquí esperando para que me digan que no hay entradas», contaba un lucense. «A las cuatro, cuando empieza el siguiente turno, no puedo venir. Esto no tiene sentido, no se puede hacer así porque además al final habrá sitios vacíos, estoy seguro», decía otro.

Cada persona podía retirar hasta cuatro entradas, y la mayoría las pedía. Muchos aseguraban que eran para repartir entre familia y amigos que no habían podido ir, pero alguno teme que parte de esas entradas no lleguen a utilizarse. «Ya verás como el día del concierto hay butacas vacías», comentaba una mujer tras conseguir las suyas, «porque mucha gente las cogió por coger, sin tener claro que vaya a ir. Lo que tenían que hacer era ponerles un precio simbólico y ya verías como la mitad de la cola desaparecía».

«No puedo entender que pretendan que después de hacer toda esta cola nos marchemos y volvamos a repetirla por la tarde. Está muy mal organizado, ¿qué sentido tiene hacer dos turnos para vender entradas?», comentaba otra persona en la cola, mientras un hombre explicaba que había cambiado el turno para recoger las entradas y que por la tarde ya no podría. «¿Ahora qué hago?».

En la cola de la mañana, que una vecina definía como «histórica, no se recuerda algo así», había gente que había pedido horas en el trabajo y que tras esperar varias horas se quedó sin ellas, jubilados, madres con niños pequeños y hasta una profesora de música de Ourense que viajó ex profeso para hacerse con pases para ella y sus alumnas.

En cuanto se anunció que dejaban de repartir y que los que las quisieran deberían esperar a la tarde, los ánimos se incendiaron. Reclamaron a gritos la presencia de la alcaldesa, recriminaron al personal que daba la vez, pidieron que se habilitaran números para guardar el turno y hasta amagaron con no dejar que continuase el reparto. La situación se caldeó y al final hasta se presentó la Policía Local para garantizar que no se desmadrase todo. Y mientras esto pasaba en los primeros metros de la cola, la fila continuaba hasta cerca de Santo Domingo.

Colas para la tarde

Con el enfado en el cuerpo, hubo quien se marchó para su casa criticando al gobierno por un reparto «que no tiene ni pies ni cabeza», pero también hubo quien decidió ponerse ya a la cola para ser los primeros del turno de tarde. A la una del mediodía ya había gente esperando y hasta se organizaron. Hubo quien encargó unas tapas de tortilla en un bar próximo para meterle algo al cuerpo, y se turnaban para ir al baño. Cinco minutos antes de las cuatro, había 300 personas en la fila, bajando por la Praza Maior.

Y, como sucedió por la mañana, en 50 minutos las entradas para Arteta se agotaron y poco más duraron las últimas para Terra Nova. Eso sí, como todos sabían que ya no quedaban más, que se habían despachado todas las disponibles, ya nadie se dejó llevar por la ira. Quizás solo por la decepción de quedarse sin pases para un evento largamente esperado.

Además, tras la tensa situación vivida por la mañana, por la tarde una patrulla de la Policía Local supervisó que todo estuviese tranquilo y personal del Concello se encargó de avisar en la fila que las entradas se habían agotado.

Ahora habrá que aguardar al 20, al 21 y al 22 para ver si todos los que recogieron pases los utilizan o si, como algunos temen, quedan huecos.

Cuántas entradas se repartieron  La capacidad de la sala principal del nuevo auditorio ronda las 900 butacas. Para el primer recital, que funcionará como acto institucional, el Concello se reservó 200 que distribuirá entre autoridades, tejido cultural y asociativo, por lo que los asientos libres para el viernes eran unos 700, para Terra Nova 900 y otros tantos para la actuación de Arteta del domingo. En total, 2.500 entradas a repartir entre los ciudadanos. Cada vecino podía retirar hasta cuatro, dejando sus datos para evitar repetir.

Fuente: La Voz De Galicia

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