AINHOA ARTETA, SOPRANO: “CUANDO LOS INTÉRPRETES DAN LO MEJOR DE SÍ, EL MENSAJE QUE ENCIERRA CADA PARTITURA COBRA VIDA”

Tras haber subido a una inmensa lista de escenarios como Covent Garden, Teatro Bellas Artes de Méjico, Musikverein de Viena, la Scala de Milán, Bolshoi de Moscú o Royal Opera House de Londres, Ainhoa Arteta, la soprano protagonista del recital del sábado, a las 20.30 horas, destaca que “estoy muy ilusionada de cantar en el Auditorio de Ferrol, conociendo la admirable labor que realiza la Sociedad Filarmónica Ferrolana”.

¿Cómo empezó la colaboración con Javier Carmena? 

Javier Carmena y yo llevamos ya trabajando juntos más de cinco años. Nos conocimos en El Escorial en 2019 cuando él era el maestro repetidor en esa producción. Ahí surgió la magia, el nexo que nos ha mantenido juntos hasta hoy… y lo que queda. Cuando cantas es fundamental que el pianista conozca muy bien la voz como instrumento y tenga conocimientos de canto y no solamente de piano. En este caso tuve la grandísima suerte de conocerle y darme cuenta de que estaba ante un pianista excepcional, que además es cantante y que conoce perfectamente mi voz y mi vocalidad. Juntos formamos un equipo estupendo, nos entendemos de maravilla, incluso respiramos juntos (aspecto muy importante para un cantante) y somos muy cómplices en el escenario. Si a esto como característica profesional le sumas que es una buenísima persona, no puedo pedir más.

¿Cómo valora la respuesta del público?

Tanto en recitales, conciertos como en funciones de ópera, el contacto con el público es inmediato y fundamental y no solamente al final de las funciones sino también en el transcurso del mismo, en el que se establece, sobre todo en el caso del recital, un contacto muy directo. Es muy gratificante y emocionante comprobar cómo reacciona con cariño premiando y agradeciendo el trabajo. Cuando se acercan con respeto después de cada recital o función para saludar, pedir una foto o comentar lo escuchado muestran ese cariño que, al menos en mi caso, es el motor que me anima para seguir ofreciendo lo mejor de mí misma en cada escenario porque sé que, en ese momento, soy la responsable de transmitir mi versión de cada obra sea en el teatro que sea. Da igual un teatro enorme en una gran ciudad o uno más reducido en una ciudad más pequeña. Mi compromiso con el público es siempre el mismo y que esa entrega sea premiada y reconocida es un motivo muy poderoso para seguir preparándome, estudiando, mejorando, perfeccionando, aprendiendo para poder dar lo mejor de mí misma cada vez.

¿En dónde cree que está la clave para que esta combinación funcione tan bien?

Verdaderamente yo creo que el público, con formación musical o sin ella, es muy inteligente y capaz de distinguir cuándo lo que está escuchando es “verdad” o no. Cuando los intérpretes están dando lo mejor de sí mismos, ofrecen calidad y entrega de manera generosa y profesional, el mensaje que encierra cada una de las partituras cobra vida y llega al público directamente al intelecto y al corazón, o mejor diría: al alma porque el mensaje que transmite la música es tan elevado y poderoso que traspasa y supera esa distancia que separa el escenario del patio de butacas. Ése es nuestro reto y nuestra responsabilidad… cuando se logra se consiguen momentos verdaderamente irrepetibles y únicos.

¿Cuál es la mayor diferencia al cantar en una ópera a hacerlo en un concierto a piano?

La ópera tiene un único argumento en torno al que giran todos los elementos: el texto de los personajes, el decorado, el vestuario, la escenografía y, por supuesto, la partitura. Podríamos resumirlo diciendo que la ópera es una obra de teatro cantada con acompañamiento orquestal. Los recitales normalmente están formados por un programa con argumentos, autores, épocas, estilos e incluso idiomas muy diferentes. Es decir, son obras distintas que se agrupan en torno a un eje común para mantener su coherencia, pero son independientes. En la ópera normalmente tienes escenas o pasajes en los que alternas con el resto de personajes e incluso sales de escena, pero en el recital mantienes el protagonismo constantemente, ya que estás (excepto un par de obras para piano solo) continuamente ante el público. Es decir, cantas todo siempre. Además, en el recital la relación con el público es más directa, más cercana. Hay un intercambio de energía que es más difícil de percibir en las grandes producciones de ópera. Podríamos decir que son dos caras diferentes de la misma actividad lírica.

¿Se queda con alguno de los dos formatos?

A lo largo de toda mi carrera he compatibilizado las dos facetas, tanto la de intérprete de ópera como de recitalista porque creo que se complementan y son insustituibles. No podría decantarme por ninguna de ellas. Las dos son caras de la misma moneda que, en mi caso, se complementan.

¿Qué criterio sigue la elección del repertorio en una actuación como esta del 8 de marzo en Ferrol?

Ese recital está compuesto por dos partes. En la primera rendimos homenaje a dos compositores de los que estamos celebrado el centenario de su fallecimiento: Gabriel Fauré y Giacomo Puccini, con auténticas joyas que hemos seleccionando siguiendo un criterio de calidad, rigor y poder expresivo. Completa la primera parte un ciclo de canciones de uno de los compositores españoles más emblemáticos y queridos: Antón García Abril, gran defensor de la melodía y que de manera coherente enlaza con los precedentes. La segunda parte está integrada por obras de compositores españoles de primera categoría y fama universal: Fernando Obradors, Manuel de Falla y Enrique Granados.

¿Tiene predilección por alguna de las obras o autores en especial?

Uy, qué pregunta tan difícil! Para mí es imposible elegir una obra o un autor concreto porque verdaderamente cada una de ellas es un auténtico tesoro. Yo siempre digo que en cada una de ellas tengo que entrar, contar cantando y salir para inmediatamente después hacer lo mismo en la siguiente obra. Y en cada una de ellas estoy cantando unos textos sublimes con música maravillosa. Son verdaderas joyas de una calidad tanto en texto como en armonizaciones excepcionales.

Con una carrera tan extensa y plagada de méritos ¿ha cambiado mucho la forma de afrontar cada actuación?

Por muchos años que lleves en esta carrera, y yo ya llevo 35, cada recital, concierto o función es un reto nuevo, siempre hay algo diferente en cada uno, incluso cuando interpretemos el mismo programa. Indudablemente la experiencia y las tablas da seguridad y aporta recursos interpretativos. Es importante cuidar la técnica para lograr una carrera lírica longeva porque cuando eres joven, la capacidad de regeneración y la flexibilidad de la musculatura es mucho mayor que cuando vas avanzando en edad. Por ello es fundamental conocer muy bien tu vocalidad para afrontar y decir sí a las propuestas adecuadas y por el mismo motivo hay que ser capaces de decir no a otras propuestas que pueden acortar su vida profesional si no eres muy consciente de tus posibilidades y limitaciones. Eso te lo da los años y la experiencia. 

Fuente: Diario de Ferrol

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